
Por: Alejandro Valencia Arboleda
Espacio 1/ Escritorio
Fui criado en un ambiente en el que para divertirte tenías juguetes físicos como muñecos y carritos de juguete. De niño mi padre solía, y suele hoy en día, regalarme autos de juguete, en el tiempo cuando era un niño no dimensionaba la importancia de ellos, como cualquier otro niño había una emoción inicial por tener un juguete nuevo en la montaña de juguetes con los que ya habías dejado de jugar por viejos o por que se dañaban. En cierto modo y como la mayoría de las cosas nuevas, no solo juguetes, en un inicio hay una emoción por tenerlas, pero a medida que pasa el tiempo esta disminuye.
Mi padre una vez me contó una historia; en mis primeros años de vida mi padre tenía una colección de autos de juguete desde antes de yo nacer, los tenía en una repisa alta donde yo no los pudiera alcanzar porque quería dármelos el día que supiera cuidarlos y no solo jugar hasta romperlos.
Obviamente en mi pensamiento de niño no comprendía porque no me dejaba jugar con ellos al fin y al cabo solo eran unos juguetes más como los que ya tenía. Por complicaciones de salud estuve muchos días enfermo, mi padre al ver esta situación me dio todos los carros que hasta ese día había guardado. Recuerdo uno en especial entre esa colección, una camioneta azul que mi padre quería mucho, fue la primera pieza que me entrego de la colección, n ese momento era muy feliz porque tenía un montón de juguetes con los que podía jugar al fin.
Con el tiempo y sus avances tecnológicos, poco a poco los juguetes dejaron de ser llamativos, y el internet se convertía en el medio para la diversión de muchos jóvenes incluido yo. Sin importar la edad que tuviera, mi padre de vez en cuando seguía regalándome autos de juguete de varios tamaños y yo siempre me alegraba de estos, pero no era lo mismo, una vez pasaba esa pequeña emoción el auto iba a una repisa donde nunca más se volvería a tocar o apreciar, acumulando polvo, sin importar mi padre seguía la tradición, hacia parte de sus gustos.
Siempre he sido fan de los automóviles, es algo que mi padre me transmitió en todos estos años, un día cuando estaba haciendo un trabajo de la universidad, la camioneta azul que me regalo mi padre hace muchos años de su colección, se cayó de la repisa donde estaba, cuando me pare a recogerla, vinieron muchas memorias a mi mente, deje el trabajo a un lado y me puse a buscar en internet los modelos de autos de juguete que tenía por curiosidad; desde ese día nació en mi lo que mi padre ya tenía, ese amor y gusto por los autos de juguete. A partir de ese día hasta hoy me convertí en un coleccionador de autos,
pero lo más importante entendí ese vínculo tan grande que tenía con mi padre, los autos de juguete.
Espacio 2/Cama
Siempre he pensado que la cama es un objeto para satisfacer una necesidad humana y este creo que es el mismo pensamiento de muchas otras personas. Durante gran parte de mi vida he sido una persona muy reservada con mis asuntos emocionales, a diferencia de mi madre que ha sido una persona más emocional, expresando sus sentimientos y haciéndole saber a los demás como se sentía.
En muchas ocasiones mi madre se acercó a mi simplemente para hablar de cómo me estaba en el colegio, en mi vida en general pero la gran mayoría de estas veces respondía sin ánimo de contarle nada simplemente por responderle algo.
Un día al llegar a mi casa, en un punto de mi vida donde no me sentía cómodo con lo que me estaba pasando, me senté en mi cama simplemente a pensar en lo que estaba pasando. Como toda madre y su sexto sentido ella se acercó a mi cuarto, se sentó al lado mío, no dijo ni una sola palabra, estábamos en un silencio ella, yo y el espacio donde estábamos; de repente mi mente se aclaró y pensó en lo que estaba pasando en ese momento, luego empecé a hablar con ella y le conté todo lo que pasaba por primera vez. Desde ese día mi cuarto, en específico mi cama se convirtió en el lugar de conexión con mi madre, un objeto tan simple pero tan significativo para mí.
Espacio 3/Biblioteca
Cuando hablamos de estudio la mayoría de niños/jóvenes no les gusta, ese durante mucho tiempo fue mi caso. Cuando se estaba finalizando mi periodo en el colegio en el último grado 11 empezamos a decidir qué haremos con nuestras vidas, que carreras tomaríamos para vivir de ellas y tener un futuro favorable. Antes de estudiar Comunicación Gráfica Publicitaria, carrera que estoy terminando al día de hoy, escogí Arquitectura y como en el colegio cumplía con los trabajos de manera automática sin importar mucho que estaba haciendo. Por conflictos con lo que estaba pasando en el momento me salí de Arquitectura y tome un nuevo rumbo con la carrera que estoy cursando actualmente.
Un día al terminar un trabajo, me dirigí a la biblioteca que tengo en mi cuarto para guardar unos trabajos; suelo tener la costumbre de guardar mis trabajos en ese lugar. Me detuve a mirar todos los trabajos que tenía guardados allí y vi algo que nunca había notado, evolución, un crecimiento en mis habilidades, algo que nunca me había detenido a ver, algo que hizo que me importara más lo que hago en mi carrera, en cortas palabras le cogí amor a esta. La biblioteca se convirtió en una conexión conmigo mismo.
Todos estos espacios en mi lugar, que es mi cuarto, no son especiales para mucha gente, pero para mí se han convertido en espacios de conexión hacia personas y hacia mí por lo que ha ocurrido allí y que en muchos casos muchas personas no lo ven en donde ellos habitan.